- Escribí algo espantoso...-dijo- Siento como si hubiese cometido un crimen...
"Tu cadáver derrumbado en medio de la habitación me observa con unos ojos vidriosos que ya no me conmueven.
Una gota de sudor brota de mi frente, símbolo de un esfuerzo casi imperceptible.
Apenas te desplomaste en el suelo impuse mas presión, hundiendo el puñal en tu pecho hasta el mango.
"Puñal"... suena bien.. suena traicionero...
El asombro en tu rostro fue apenas mayor que cuando me escuchaste decirte "te amo", solo que sin sarcástica sonrisa esta vez.
Entonces de a poco te quedaste inmóvil. Extraje el puñal, porque era mio.
La sangre era tuya, pe
“La soledad ensordece y abruma…”
Era una nota pequeña, de caligrafía mediocre y letra de molde, parecía un pensamiento sin terminar, o quizá es que no quedaban más palabras por decir. La sostenía Valeria con la mano derecha, sentada en aquel banco viejo y con la frívola mirada de siempre perdida en el horizonte. No se escuchaba nada, solo unos cuantos pasos ansiosos a su espalda…
***
-¿No te parece que es muy temprano?- preguntó con aspereza un hombre de ceño fruncido y bigote prominente, la miraba desdeñoso, con ligera desaprobació
Todo se puso oscuro.
Luego tuve esa sensación de haber despertado en un lugar desconocido. El olor a humedad me desconcertaba.
Intentaba inútilmente recordar y, sólo por inercia, pregunté:
-¿Qué me ha pasado?
-La ruleta rusa – contestaron desde la oscuridad – Jugaste hace cincuenta años y perdiste. Cállate de una vez.
¿Quién eres? De lo escondido mi gran miedo,
de mi consternación la mejor excusa.
La incógnita que me susurra cada noche entre sueños,
la respuesta a una pregunta realmente inconclusa.
El erebo de las dudas, la ambrosía de la luna,
de aquella que en la oscuridad guía a almas ilusas.